sábado, 1 de octubre de 2011

El campo del alfarero, de Andrea Camilleri

Tiempo atrás había leído el título, sólo el título, de un ensayo llamado Dios está cansado. Una vez Livia le había pre­guntado en plan polémico: «Pero ¿tú crees en Dios?» El pensó entonces que en un dios de cuarto orden, un dios menor. Des­pués, con el paso de los años, había llegado al convencimiento de que no existía ni siquiera un dios de última fila, sino tan

sólo el pobre titiritero de un pobre teatro de marionetas siciliano, ese que trata de Carlomagno y los paladines de Francia. Un titiri­tero que se esforzaba en llevar a buen puerto las representacio­nes como mejor sabía y podía. Y en cada representación que conseguía sacar adelante, el esfuerzo era cada vez más arduo y agotador. ¿Hasta cuándo podría resistir?